27 Set, 2008
El otro Muro de Berlín ha caído
De la mano de la Glasnost y de la Perestroika de Gorbachov, la apertura de la potencia comunista hizo saltar las costuras del régimen y de toda su órbita. Entonces, la eclosión tecnológica y sobretodo social de Internet quedaba lejos y el concepto de Globalización estaba en manos de los expertos. Y desde Europa asistimos a aquel acontecimiento televisado con expectación por el reencuentro y preocupación por sus consecuencias en un mundo que había construido su equilibrio sobre dos polos ideológicos antagónicos, dos potencias militares amenazadas y amenazantes.
El Muro cayó y quisieron encontrar entre sus escombros los restos que notificaran la defunción de las ideologías clásicas, las que habían explicado el mundo hasta entonces. El Mercado se erigía, definitivamente, como el becerro de oro de la nueva era, ahora ya sin discusión ni alternativas molestas o ingenuas.
Pues 20 años después, el tsunami financiero que han provocado las subprime americanas, que ha intoxicado fondos de inversión, envenenado el mercadeo interbancario y abierto esta descomunal crisis, ha arrollado el otro muro: el del liberalismo ultra. Lo ha dicho Sarkozy, “hemos rozado el desastre con los dedos”. El presidente francés ha manifestado sin ambages que es urgente revisar los fundamentos del capitalismo. Nuestro modelo económico extremadamente financiarizado y corruptamente especulador ha mostrado la debilidad de sus cimientos, la injusticia de sus bases. Y, aún con cierta soberbia pero sin la más mínima vergüenza, se deja auxiliar por gobiernos y bancos centrales que necesariamente optan por el mal menor.
En este contexto, y a sabiendas que ser optimista no está de moda, creo que se abre una oportunidad única para la Socialdemocracia, hasta ahora tan pasada de moda. Coyuntural, es cierto, pero real.
La caída de los dos modelos a los que quería dar respuesta desde la libertad individual y la responsabilidad pública, desde la creación de riqueza y su redistribución, desde el esfuerzo personal y la cohesión social, ha demostrado que hay que reiniciar –perdón por el exceso- el sistema. Y podemos hacerlo desde la socialdemocracia si conseguimos rearmarla ideológicamente en nuestra atrincherada Europa y proyectarla con más firmeza que nunca en este mundo globalizado. El planeta quiere respuestas. Y la respuesta sigue estando en la vieja Europa.794 lectures