20 Jul, 2008
COPERFIL GROUP, EL ANTISINDICALISMO SUPERLATIVO EN EL VALLÈS ORIENTAL
Coperfil Group es un viejo conocido del panorama laboral en nuestra comarca. En un sentido terriblemente negativo claro, como una empresa que tiene como principio fundacional la represión de la lucha colectiva de los/as trabajadores/as por mejorar su futuro.
El hecho de que nos ocupemos de una empresa que podríamos situar a la cabeza en un hipotético ranquing de empresas antisindicales de la comarca no es gratutito, sino que viene a colación de una oferta de trabajo que podimos leer en el 9 NOU del Vallès Oriental del pasado 18 de julio, una diario comarcal que no suele dejar puntada sin hilo. En la oferta de empleo, la aludida Coperfil demandaba un perfil laboral que tendría que ser digno de estudio de las facultades de relaciones laborales; enumero y repito: Diplomado en relaciones laborales, responsable de la administarción de personal, gestión del absentismo, Fundación Tripartita, acción disciplinaria. Participará en las relaciones con la Representación Social, gestión de la Salud laboral...
Es la primera vez en mi larga experiencia de lector de diarios -y de ofertas de empleo- donde leo una demanda en la que se pide un control y una dinámica de represión de los/as trabajadores/as tan ufana y sin complejos. La dinámica de soberbia de los empresarios ha llegado tan lejos que ya no se esconden de pedir un perfil laboral que se encargue de controlar el absentismo y de sancionar a los/as trabajadores/as. Ya no hacen falta circunloquios, el nuevo diplomado de relaciones laborales de Coperfil Group tiene que controlar que sus trabajadores/as no se auseten, no vayan al médico. no falten bajo ningún concepto y si lo hacen que el peso del Código de buena conducta (Sanciones en el Cº Cº del metal de BCN) caiga con toda su efectividad. También se tiene que cuidar de las relaciones con la Representación Social. ¿Representación Social? ¿A qué se refiere? ¿Quizás al Ayutamiento de Vallgorguina (Sede social de Coperfil)?¿A la sociedad civil de ese pueblo?. Me temo que no. Seguramente se refiere al Comité de Empresa, eufemismo para no mentar el nombre de la bicha, no vaya a ser que la simple mención de lo inmombrable vaya a despertar del sueño a los/as trabajadores.
Coperfil Group quiere un tipo muy especial de Recursos Humanos, ya se pueden ir preparaendo sus trabajadores/as. Esta empresa es una verdadera regresión para los derechos laborales de nuestra comarca. Todavía recuerdo las historias que nos comentaba José Ros en su periplo de Presidente del Comité en esta empresa hace varios años. Era de CCOO pero era una persona extraordinaria y de una integridad personal fuera de toda duda. Se encontró solo frente a la empresa en un Comité de 17 miembros donde todos fueron cediendo al palo o al talonario. Un poco después coincidimos con delegados de Coperfil en los cursos de formación sindical de IDFO (saludos a Jordi Carrau y a J., Arcos) donde nos contaban historias de abusos que nos ponían los pelos de punta; historias donde la falta de medidas preventivas levantaban el estupor de todos los presentes en los cursos. Las cosas van como van, dentro de una realidad como la nuestra, a Coperfil le llueven los premios, a su propietario un tal Roig, que pasa por ser un capitán de industria moderno e innovador, también; mientras, en sus empresas se promueve la delación, la amenaza y el miedo. Nada nos hace suponer que vaya a cambiar con el nuevo Recursos Humanos: se contralará las ausencias y se aplicará el régimen disciplinario... Cuánto camino nos queda por recorrer a los/as que queremos ganarnos la vida sin ser explotados/as ni humillados/as, a los que no aceptamos el soborno de un despido improcedente de nosécuantos días, a los que no aceptamos ascensos a cambio de renuciar a nuestras ideas, a los/as que nos mantenemos al frente entre la incomprensión y la indeferencia de nuestros/as propios/as compañeros/as.
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14 Jul, 2008
El precariado: una primera aproximación
La semana pesada me sorprendió de una manera muy grata el trabajo presentado desde el Comité Nacional sobre las caras de la precariedad. Al documento de 11 páginas se unía la rueda de prensa donde tanto Eva Granados como Camil Ros desgranaban con gran acierto la primera denuncia sistemática de la precariedad que se hace desde el sindicalismo confederal.
Dicho esto, y a modo de una evaluación de urgencia, me gustaría matizar algunos puntos que considero importantes para comprender la complejidad de este fenómeno. En primer lugar, me sorprende que se haya tardado tanto en conceptualizar una realidad social que lleva cambiando la faz de la clase trabajadora desde hace más de dos décadas. Pablo López Calle, un referente en la sociología del trabajo en el Estado Español desentraña este proceso en su último libro "La desmovilización general", donde describe la mutación de la clase trabajadora madrileña o más concretamente lo que él define como "los hijos de las reformas laborales". Por que precisamente debemos situar en las reformas laborales de los años ochentas y noventas el cambio institucional que propició el paso de una clase trabajadora estable y con covertura sindical a otra individualizada e indefensa ante los empresarios. Así, el grueso de la precariedad, la emergencia del precariado hay que situarlo como mínimo en 1994 con la aparición de las Ett y la carta de legalidad a la contratación eventual con las más diversas caras y caretas. Desde la misma transición los sindicalistas no hemos sido capaces de ver esa agenda oculta de empresarios y políticos que se han dedicado a erosionar poco a poco las fuentes de hegemonía de los sindicatos y los lazos que unían a los sectores sindicalizados con el común de los trabajadores. Por esta línea discursiva llegamos a un segundo punto de disenso con el análisis presentado: la precariedad no afecta a sectores inmigrantes sino que abarca desde hace al menos 15 años a un sector cada vez mayor de la clase obrera catalana y española. Para los trabajadores/as jóvenes es la realidad ineludible, así como para los trabajadores estables sindicalizados víctimas de los procesos de restructuración de las empresas bajo las nuevas coordenadas de rentabilidad. La inmigración no ha creado la precariedad simplemente se ha incorporado a la perfección a ese sector nacional que ya llevaba años en la relaciones laborales desreguladas. Esta situación es precisamente la que genera el peligro más evidente de fractura social: la competición social por unos mismos puestos de trabajo en caída libre en cuanto a condiciones laborales y salario. A diferencia de lo que expresaba Ros, no es de esperar un mayor aumento de la precariedad con la crisis económica, dado que la misma base de la rentabilidad del capitalismo español-catalán es la flexibilidad que supone la desaparición del derecho laboral garantista. Por esta misma razón han sido inútiles las reformas laborales que han abaratado el despido o han incentivado económicamente la contratación indefinida, dado que una bonificación no representa nada en comparación con el uso de una plantilla sin capacidad de gestionar su fuerza de trabajo. Por tanto, no es que la precariedad tenga muchas caras, sino que va a acabar por ser el horizonte único de la mayoría de la clase trabajadora. Fuera de la gestión pública, de las últimas grandes empresas industriales nos espera el fantasma de las jornadas interminables, la falta de calendario, de vacaciones y las remuneraciones individualizadas.
Para acabar, una última reflexión. Sin duda es necesario difundir esta nueva realidad al conjunto de la sociedad y recabar del gobierno de turno medidas sociales y económicas para acotar con claridad este fenómeno, pero la mayor tarea que tenemos frente a nosotros/as es la de interrogarnos cómo vamos a cambiar nuestro sindicato para poder domesticar esta tendencia irrefrenable. Pedir ayuda al gobierno está bien, pero somos los sindicatos los que tenemos y debemos organizar a los trabajadores para asegurar el progreso moral y material del conjunto de la clase trabajadora. No parece de recibo mantener unas estructuras organizativas para una realidad laboral que ya sólo existe en los libros de historia. La fábrica fordista de Tiempos Modernos -nombre de nuestra revista- ya no existe pero la intensificación del trabajo, la rabia y la indignación por la injusticia sí. Ya tenemos un magnífico punto de partida.
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10 Jul, 2008
TIEMPOS MODERNOS nº 15, la publicación bimensual del SOT-UGT
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4 Jul, 2008
Diálogo social: Qué miedo!
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